terça-feira, 23 de outubro de 2007

Francia aprueba la ley de inmigración que restringe la reagrupación familiar


El texto definitivo apoyado por la mayoría de la Asamblea prevé también una regularización de extranjeros parecida a la española

El País

La cámara francesa de los diputados ha aprobado hoy el proyecto de ley de "control de la inmigración", que impone nuevas restricciones a la reagrupación familiar y permite el polémico uso de test genéticos para probar la filiación materna.

El texto definitivo, consensuado por una comisión paritaria de las dos cámaras del Parlamento, ha sido adoptado por 282 votos a favor -del partido conservador UMP y su aliado Nuevo centro- y 235 en contra -de la oposición de izquierdas y algunos conservadores y centristas-. El Senado tiene previsto votar el texto por la noche, con lo que quedará totalmente aprobado. Pero la última palabra la tendrá el Consejo Constitucional, ante

el que la oposición socialista y comunista ya ha anunciado que recurrirá, especialmente contra el artículo sobre los test de ADN.

El texto, elaborado por el ministro de Inmigración e Identidad nacional, Brice Hortefeux, prevé también una regularización de trabajadores sin papeles similar a la que hizo el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue criticada duramente en aquel momento por el actual presidente y entonces ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy.

El recurso a las pruebas de ADN no es el asunto más importante previsto en la ley, pese a que los opositores a estos test, socialistas y comunistas, han recurrido al Consejo Constitucional. De hecho, la parte de la ley sobre los tests de ADN quedó suavizada en el Senado por la oposición que expresó el Comité consultivo de Ética, que la considera "contraria al espíritu" de la legislación francesa.

Así, la versión definitiva, consensuada por ambas Cámaras, prevé que, de forma experimental hasta finales de 2009, los candidatos a la reagrupación familiar en países con graves carencias en el registro civil puedan pasar un test genético para probar su filiación con la madre instalada legalmente en Francia. Se requerirá el consentimiento escrito del interesado y el visto bueno previo de un juez. El test será gratuito y el Comité consultivo de Ética analizará el decreto sobre el dispositivo.

La controversia sobre la introducción de las pruebas genéticas ha hecho sombra al resto del proyecto de ley, elaborado por el ministro de Inmigración, Integración, Identidad Nacional y Codesarrollo, Brice Hortefeux, y que responde a la política de "inmigración escogida" del presidente francés, Nicolas Sarkozy, resuelto a reducir la inmigración familiar y a potenciar la laboral.

Regularización

En este sentido, la ley incluye una enmienda parlamentaria, que pasó completamente inadvertida porque la polémica sobre el ADN la relegó a un segundo plano que, en la práctica, abre la puerta a una regularización de los inmigrantes que trabajan actualmente de manera ilegal en empresas francesas. Dice la enmienda: "Con carácter excepcional es necesario poder regularizar a los trabajadores. Esta enmienda faculta a la autoridad administrativa para regularizar a un extranjero, con la reserva de que obtenga un trabajo en un oficio y en una zona geográfica caracterizada por dificultades de reclutamiento".

Votado por unanimidad en la Asamblea Nacional con el aval del Gobierno y en los mismos términos por el Senado, el texto responde, según sus autores, a la voluntad del presidente de la República de incrementar el porcentaje de inmigración económica en los flujos migratorios.

La mitad de los franceses, a favor

La mitad de los franceses está a favor de que se realicen test de ADN a inmigrantes que pretendan entrar en Francia aduciendo que tienen familiares viviendo allí legalmente. Según un sondeo que hoy publica Le Parisien, el 49% de los franceses es favorable a los test, frente a un 43% que los considera "contrarios a los valores de la sociedad francesa". Hace tres semanas, los porcentajes eran, respectivamente, del 47% y 45%.

Además de los tests de ADN, lal ley estipula que los candidatos a la reagrupación familiar se someterán a un test de conocimientos de la lengua francesa y "los valores de la República" y, si suspenden, a una formación de hasta dos meses, antes de poder venir a Francia. El inmigrante legal que quiera traer a su familia deberá tener ingresos laborales al menos iguales al salario mínimo, así como suscribir un contrato de "acogida e integración" cuyo incumplimiento les expondrá a la suspensión de ayudas familiares.

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